AFP
La petrolera estatal mexicana Pemex, la mayor empresa pública del país, registró una pérdida de 18.333 millones de dólares en 2019, un aumento del 92% con respecto al saldo negativo que registró en 2018, informó este jueves la compañía.
El fuerte deterioro de las finanzas de Pemex, agobiada por una deuda de más de 100.000 millones de dólares, respondió a menores ingresos en ventas de petróleo crudo y a la elevada carga tributaria que enfrenta la compañía, según detalló en su reporte de resultados.
En moneda nacional, la pérdida anual fue de 346.135 millones de pesos y se compara con los 180.419 millones de merma que anotó en el 2018.
En el cuarto trimestre, la pérdida neta fue de 169.768 millones de pesos, equivalentes a 8.991 millones de dólares según el tipo de cambio del banco central del 31 de diciembre pasado, que fue de 18,88 pesos por dólar.
Las ventas totales de Pemex cayeron el año pasado un 16% con respecto a 2018, mientras que en el trimestre la caída fue del 22% frente al mismo lapso de 2018.
«Las variables más importantes que explican esta situación son la caída del precio de la mezcla mexicana de (crudo de) exportación; menores precios de referencia de gasolinas y diésel; y la disminución en volúmenes de ventas nacionales y de exportación», detalló la empresa en un comunicado.
Pemex informó que su pesado pasivo disminuyó 4,8% este año frente al cierre del 2018, «debido principalmente al prepago de deuda que se llevó a cabo como parte de la operación de manejo de pasivos en septiembre de 2019».
Con todo, al 31 de diciembre pasado la deuda de la petrolera ascendía a 105.200 millones de dólares, según el comunicado.
Pemex requiere incrementar sus inversiones para revertir un prolongado declive de su producción, que cayó de un promedio de 3,4 millones de barriles diarios en 2004 a 1,6 millones de barriles diarios en la actualidad.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya ha inyectado unos 10.000 millones de dólares para tratar de aliviar las finanzas de Pemex, a la que considera un baluarte de la soberanía nacional.
Pese a ello, la compañía sigue en la mira de las calificadoras crediticias. A mediados del año pasado Fitch rebajó la calificación de sus bonos a una categoría especulativa por su alto riesgo de impago.