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La cantante y actriz Jennifer Lopez no ha querido disimular la tristeza y la decepción que sintió después de comprobar que su nombre no se encontraba entre los de las nominadas a mejor actriz de reparto en la pasada gala de los Óscar, sobre todo porque llevaba semanas leyendo artículos que precisamente apuntaban a su actuación en ‘Estafadoras de Wall Street’ como una de las más fuertes del año y, por tanto, merecedora de semejante reconocimiento
En ese sentido, la intérprete ha admitido en una sincera conversación con la presentadora Oprah Winfrey que la indiferencia mostrada por los académicos -en contraposición con sus candidaturas a los Globos de Oro y a los premios del Sindicato de Actores- no le sentó demasiado bien, aunque por otro lado la diva del Bronx aprendió hace ya muchos años a no depender en exceso de la «validación» ajena.
«La verdad es que me dejó un poco triste, triste porque mis esperanzas no habían dejado de aumentar en las semanas previas a la ceremonia. Leí muchos artículos favorables, muy buenas críticas -más de las que había recibido en toda mi carrera- y mucha gente daba por hecho de que me iban a nominar. Así que al final fue algo decepcionante que no se cumplieran esas expectativas», ha confesado a la veterana comunicadora.
Para compensar esos comprensibles niveles de frustración, Jennifer tuvo que recordarse a sí misma que sus últimos doce meses han estado repletos de experiencias exitosas y muy gratificantes para ella a nivel profesional, especialmente después de que, el pasado febrero, protagonizara junto a su amiga Shakira uno de los intermedios musicales de la Super Bowl más espectaculares y aplaudidos de los últimos diez años, uno que además se vio claramente respaldado por la audiencia televisiva de Estados Unidos.
«Tuve que reexaminar mis sentimientos y preguntarme por qué estaba triste. Y empecé a pensar en que la película tuvo una de las mejores recaudaciones que he vivido en toda mi carrera, en que estaba preparando una Super Bowl extraordinaria y en que acababa de desfilar para Versace en Milán [con su icónico vestido del año 2000]. Es verdad que todos queremos validación, reconocimiento por el buen trabajo realizado, pero me di cuenta de que en realidad no lo necesito. Hice la película porque me apasionaba el proyecto, no por una gala de premios», ha reflexionado en su entrevista.