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AP

Golpear a la corrupción parece estar dándole rédito a la presidenta interina Jeanine Áñez para remontar su campaña y debilitar al partido del expresidente Evo Morales, que marcha primero en los sondeos para los comicios del 3 de mayo en Bolivia.

Cinco funcionarios fueron enviados a prisión preventiva por sospechas de corrupción en los últimos días y otro exministro de Morales fue llevado a la cárcel el fin de semana, con lo que suman dos altos cargos del gobierno anterior tras las rejas. Otros cuatro exfuncionarios no pueden abandonar la embajada de México en La Paz por demandas que les inició el gobierno de Áñez.

“La lucha contra la corrupción fue el mayor déficit con Morales. Áñez está dando señales, capitanea esa lucha que es una demanda de la sociedad y eso la está posicionando mejor frente a sus rivales”, dijo el escritor y analista Romano Paz.

Agregó que “los otros candidatos se han quedado en el discurso. Áñez está enviando señales contundentes, usa a su favor las ventajas” de estar en el gobierno.

Áñez, al frente de la alianza derechista Juntos, fue la última en ingresar a la carrera por la presidencia pero es la que más ha crecido en las encuestas. Está a menos de dos puntos del expresidente Carlos Mesa de la centrista Comunidad Ciudadana (CC), quien aparece después del exministro de Economía Luis Arce del Movimiento al Socialismo (MAS) -el partido de Morales- a quien los sondeos dan un primer lugar con alrededor de 30% de intención de voto.

Si la tendencia se mantiene habría una segunda vuelta electoral el 14 de junio. Para ganar en primera vuelta en Bolivia un candidato debe obtener más de 50% de los votos o un 40% y al menos 10 puntos de ventaja sobre el segundo más votado.

“He instruido mano dura contra la corrupción y el narcotráfico. No me tiembla ni me temblará la mano”, dijo Áñez a fines de enero al acusar a Morales de haber “derrochado dinero” en sus casi 14 años en el poder.

Áñez, una senadora de segunda línea, saltó a la palestra al asumir la presidencia en medio de una ola de protestas violentas que dejaron 35 muertos y obligaron a Morales a renunciar en noviembre tras denuncias de supuesto fraude en las elecciones de octubre en las que buscaba su cuarto mandato consecutivo y de las que había declarado ganador.

Desde su exilio en Argentina, el expresidente denunció una “persecución política” en su contra y su partido. “Vamos a defendernos con firmeza de las acusaciones. Áñez no tiene legitimidad, nos culpa de la corrupción en su gobierno. Está poco tiempo y ya hay escándalos”, dijo el jefe de los diputados del MAS, Edgar Montaño.

Bolivia cayó al puesto 132 entre 180 países y en Sudamérica sólo supera a Paraguay y Venezuela en el ranking de Percepción de la Corrupción divulgado por la organización no gubernamental Transparencia Internacional en enero del año pasado.

Una campaña anticorrupción le restará a Arce “pero puede tener un efecto contrario. Una acción frontal contra al MAS más bien puede fortalecerlo”, opinó la analista María Teresa Zegada.

También en el frente de Mesa hay preocupación por la pérdida de aliados que se están sumando a Áñez. “La campaña está empezando, el electorado busca opciones de centro y Carlos Mesa representa la mejor opción”, dijo el estratega Ricardo Paz.

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