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AP

Las inundaciones que han paralizado buena parte de la capital indonesia empeoraron el martes, anegando miles de viviendas y edificios, incluido el palacio presidencial, y paralizando las redes de transporte, según las autoridades y testigos.

Las lluvias de la noche desbordaron más ríos en la región de Yakarta a partir del domingo, haciendo que el agua turbia alcanzara los 1,5 metros (5 pies) en zonas comerciales y residenciales, dijo Agus Wibowo, portavoz de la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres.

El agua entró el martes por la mañana en algunas partes del complejo del palacio presidencial, aunque la situación se había controlado con bombas de agua, indicó Bey Machmudin, funcionario de la Oficina Presidencial.

Los aguaceros que golpearon la capital el domingo anegaron el hospital estatal de Cipto Mangunkusumo, el más grande del país, dañando equipamiento y maquinaria médica, señaló Wibowo.

Las inundaciones afectaron el martes a decenas de distritos y dejaron a más de 300 personas sin hogar, forzando a las autoridades a cortar la electricidad y paralizar los transportes, incluido el transporte público.

Imágenes de televisión mostraban a soldados y rescatistas en botes de goma tratando de evacuar a niños y ancianos refugiados en los tejados de sus endebles hogares.

La agencia meteorológica de Indonesia esperaba más lluvia para las próximas dos semanas.

La situación ha subrayado los problemas de infraestructuras de Indonesia.

En Yakarta viven 10 millones de personas, con un total de 30 millones de personas en la zona metropolitana. Es propensa a los terremotos y las inundaciones y se está hundiendo con rapidez debido a la extracción descontrolada de agua. Se estima que los atascos le cuestan a la economía 6.500 millones de dólares al año.

El presidente del país, Joko Widodo, anunció en agosto que la capital se trasladará a la poco poblada provincia de Kalimantan Oriental, en la isla de Borneo, conocida por los bosques y orangutanes.

Las graves inundaciones que sufrió la zona de la capital el mes pasado mataron a más de 60 personas, desplazaron a cientos de miles y obligaron a cerrar el aeropuerto.

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