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AFP

En el creciente mercado británico de bancos en línea, iniciativas como Revolut, Monzo o Starling quieren atraer a jóvenes trabajadores urbanos, y Monese se concentra en los extranjeros recién llegados al Reino Unido.

«Todo comenzó con una frustración personal», dijo a la AFP Norris Koppel, fundador y director gerente de Monese, uno de los bancos digitales que se ha abierto paso en el Reino Unido.

Recién llegado de Estonia a principios de la década de 2000, el joven se encontró con la negativa de bancos convencionales a abrirle una cuenta corriente en Londres «porque no tenía los documentos necesarios», explica

De esta experiencia nació la idea de crear su propio banco, con procedimientos simplificados para los clientes, y ahora concede entrevistas vestido de manera informal en medio de unas grandes oficinas ubicadas en un moderno edificio de Londres.

Lanzado en 2015, Monese está dirigido a inmigrantes que acaban de llegar al Reino Unido para una nueva vida, estudios o después de un matrimonio, con la idea de hacer que la clientela les sea leal con el tiempo.

En el Reino Unido, el 80% de sus clientes son extranjeros y, en la mayoría de los casos, Monese recibe los pagos directamente de los salarios de la clientela.

Su oferta sigue siendo similar a la de sus competidores ‘fintech’, estas compañías financieras que operan desde una plataforma en línea.

Todos ahora ofrecen abrir una cuenta gratuita en solo unos pocos clics con solo un comprobante de identidad y un smartphone.

Estos ‘neobancos’ realizan las verificaciones necesarias para garantizar la identidad del cliente y evitar cualquier intento de lavado de dinero.

Monese, que emplea a 400 personas y está presente en 31 países, ha convencido a dos millones de clientes en Europa, algunos de los cuales se suscriben a una oferta de pago con mejores servicios.

La firma no duda en presentarse como el Uber de la cuenta bancaria.

«Es una buena comparación porque Monese es elegido por personas que trabajan en la economía de los pequeños empleos como los conductores de Uber o los repartidores de Deliveroo», dijo Koppel.

Monese todavía tiene un largo camino por recorrer para ponerse al nivel de Revolut (ocho millones de clientes en Europa) y Monzo (tres millones de clientes) en un mercado muy disputado, sobre todo en el Reino Unido.

En una señal de la feroz intensidad de la competencia, el ‘neobanco’ alemán N26 acaba de retirarse del mercado británico, aunque atribuyó la culpa al Brexit.

A pesar de su crecimiento, estos bancos jóvenes tienen una cosa en común: no ganan dinero.

«Creemos que seremos rentables en 2021», dice Koppel. Crecer a toda velocidad y ganar clientes requiere grandes inversiones que pesan en los resultados financieros.

Para financiar su desarrollo, la joven compañía discute con sus accionistas –incluido el especialista en pagos Paypal y el grupo de aerolíneas IAG– una nueva ronda de inversiones de unos 100 millones de libras.

Esos recursos podría permitirle convertirse en una empresa joven que vale más de mil millones de dólares, un hito alcanzado por Revolut (5.000 millones de dólares) y Monzo (2.500 millones)

Los ‘neobancos’ no siempre tienen una licencia bancaria en el Reino Unido, una clave para ofrecer más servicios y eliminar restricciones en la concesión de préstamos. Monese, por ejemplo, está registrada como una compañía de pagos digitales.

Para Andreas Kokkinis, profesor asociado de la Universidad de Warwick, el principal desafío para estos bancos de nueva generación es ganar la confianza de los consumidores al asegurarles su solvencia, incluso si están rígidamente regulados.

«Muchos clientes, especialmente los de más edad, son reacios a usarlos debido a problemas de seguridad. Otra barrera es que muchos consumidores no quieren tener más de una cuenta», dice Kokkinis a AFP.

Los ‘neobancos’ no representan una amenaza a los gigantes británicos cuya cuota de mercado es cercana al 90% en cuentas corrientes, como RBS, Barclays, HSBC o Lloyds.

Aunque estos últimos no tiemblan por el momento, invierten en sus propias plataformas digitales y cierran agencias.

No es suficiente para desalentar a los ‘fintech’ como Monese, que tiene la intención de convencer a más de 100 millones de clientes en todo el mundo en un plazo de cinco a diez años.

Sin embargo, es difícil decir si todos lograrán establecerse en el panorama bancario.

«Lo más probable es que los grandes bancos compren competidores que se han consolidado», predice Kokkinis.

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