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AP

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo el sábado que las fronteras de su país con Europa estaban abiertas, mientras miles de refugiados se congregaban en la frontera con Grecia.

Los migrantes jugaron al gato y al ratón con las patrullas fronterizas griegas durante toda la noche y la mañana del sábado, y algunos hicieron agujeros en la valla aunque tuvieron que regresar por los gases lacrimógenos y las granadas aturdidoras. Las autoridades griegas también emplearon gases lacrimógenos para repeler los intentos de una multitud de cruzar la frontera.

La decisión turca de abrir la frontera, anunciada el jueves, fue vista en Grecia como un intento deliberado de presionar a los países europeos. La medida se tomó tras un repunte de las tensiones entre Turquía y Siria. Más de 55 soldados turcos murieron desde que Ankara envío de refuerzos a zonas del noroeste de Siria controladas por los rebeldes, que cuentan con su apoyo.

“No cerraremos las puertas a los refugiados”, dijo Erdogan en un discurso en Estambul. “La Unión Europea tiene que cumplir sus promesas”.

Si Erdogan abrió realmente la frontera, supondría un cambio drástico en su política. Según un acuerdo firmado en 2016, Ankara acordó frenar la llegada masiva de migrantes a territorio comunitario a cambio de ayuda financiera. Pero desde entonces se ha quejado de que Bruselas no cumplió su parte del trato.

La intervención de Erdogan era la primera desde que 33 soldados turcos murieron en ataques aéreos en el noroeste de Siria el jueves, el mayor número de bajas en las fuerzas de seguridad turcas desde que el país intervino en el largo conflicto sirio en 2016.

Este incidente llevó a las autoridades turcas a declarar que no frenarían a aquellos que quisiesen entrar a Europa.

En la actualidad, Turquía acoge a más de 3,5 millones de refugiados sirios, y muchos de los que huyen de las guerras y la pobreza en Asia, África y Oriente Medio usan el país como punto de tránsito para llegar a Europa, normalmente a través de la vecina Grecia.

El sábado, pequeños grupos lograron cruzar de forma clandestina. La inmensa mayoría eran hombres afganos, aunque también había algunas familias con niños. Durante la noche se cobijaron en edificios abandonados o en pequeñas capillas en el campo antes de poner rumbo hacia el norte a pie.

Erdogan ha amenazado frecuentemente con “abrir las puertas” y permitir el avance de refugiados y migrantes a menos que el país reciba más ayuda internacional, especialmente en momentos de tensión con otras naciones europeas.

“Nos enteramos de que la frontera estaba abierta y nos dirigimos allí. Pero vimos que estaba cerrada, y encontramos un agujero en la cerca y cruzamos”, dijo Ali Nikad, un iraní de 17 años que pasó a Grecia durante la noche con un grupo de amigos.

Nikad contó que había pasado dos meses en Turquía, pero no podía llegar a fin de mes y espera encontrar a su tío, que ya estaba en Grecia.

Muchos de los que pasaron la frontera terrestre fueron vistos mientras eran arrestados y abandonaron de la zona en camionetas blancas.

La presión se extendía a lo largo de los 200 kilómetros (125 millas) de frontera terrestre, con migrantes que intentaron entrar durante la noche y grupos que eran repelidos constantemente, dijo a The Associated Press un agente de policía bajo anonimato porque no estaba autorizado a hablar en público.

Otros intentaban llegar a las islas griegas cruzando el Mar Egeo en balsas desde la cercana costa de Turquía.

En Siria, el Ministerio de Defensa de Turquía dijo que uno de sus soldados murió y otros dos resultados heridos en un bombardeo sirio.

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió un alto el fuego inmediato en la zona en disputa en Siria, Idlib, y advirtió que “sin acciones urgentes, el riesgo de una escalada aún mayor crece cada ahora y, como siempre, los civiles están pagando el precio más alto”.

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